viernes, 10 de febrero de 2012

Hipótesis sobre un silencio


Leo en la prensa española que Roberto Saviano ha pasado estos días por España. Y cuando escribo estas líneas, parece que aún no ha dicho nada sobre la condena a Garzón. Seguro que oportunidades no le han faltado: ¡incluso ha estado a tiro de Gabilondo! Esto podría resultar llamativo a primera vista, pues Roberto Saviano es lo que podríamos llamar un tipo de izquierdas: recordemos, por ejemplo, que en su muy recomendable "Gomorra" nos dice más o menos implícitamente que la degeneración del crimen organizado es poco menos que un corolario del capitalismo; o que hace no mucho estuvo en Nueva York y habló para los jóvenes de Occupy Wall Street. Sin embargo, no ha dicho nada sobre esa condena que ha soliviantado a buena parte de la izquierda española, y mi apuesta es que no lo hará. Y tengo una hipótesis al respecto.

Debo decir que a Roberto Saviano le conozco mejor desde que estoy en Italia, entre otras cosas porque es fácil econtrarse con él en televisión: sin duda es uno de los intelectuales más mediáticos de la Italia actual. Y muy merecidamente, en mi opinión. No sólo porque es -digámoslo sin ambages- un héroe cívico desde que, siendo un chaval de veintitantos años, escribió "Gomorra", colocando así bajo los focos de la opinión pública a la criminalidad organizada que parasita las energías del sur de Italia; un libro que le ha condenado a vivir con cinco carabinieri que le siguen allá donde va para evitar que acabe como Falcone o Borsellino. Es además un excelente orador, que se expresa con una precisión y una contundencia admirables y que, con el aplomo de los valientes y con su inconfundible gesto serio dibujado bajo un imponente cráneo (un cráneo-de-intelectual, sin duda) aprovecha cada ocasión que tiene para darnos un detallado parte de la interminable guerra contra esa compleja enfermedad de las sociedades modernas que es el crimen organizado.

Por suerte tanto para los que le seguimos como para él mismo, Saviano no ocupa todas sus energías en la disección de las mafias. Hace dos semanas habló de los poemas de Wislava Szymborska, haciendo que sus libros se vendieran como rosquillas. Y, cómo no, también se ha convertido en una voz autorizada que se pronuncia con contundencia e inteligencia sobre la política italiana e internacional. Por ejemplo, pude ver hace poco cómo evitaba cuidadosamente cualquier guiño demagógico y reconocía el valor de las reformas del Gobierno Monti, subrayando de paso su legitimidad. Porque en Saviano siempre encontramos a un defensor acérrimo de las instituciones, que nos habla de la importancia capital de fortalecer el Estado de Derecho: es la actitud lógica de un hombre que ha sido testigo de cómo allá donde el imperio de la ley no llega, quedamos a merced de los bárbaros. Cabe decir, además, que la actitud de Saviano no es minoritaria en la izquierda italiana, entre otras cosas porque durante años ésta ha padecido al tóxico Berlusconi, un tipo que se mofaba abiertamente de las leyes y de los que las respetaban.

Así que imagino que Saviano, al saber que el más alto tribunal español había sancionado (con razón, creo yo) al mediático juez Garzón (al que sin duda conoce), se le habrán pasado por la cabeza varias cosas, pero de ningún modo habrá contemplado la posibilidad de unirse al coro que ha decidido poner en duda la legitimidad del tribunal y de la sentencia. Porque sabe que eso equivale a dar armas al enemigo con el que lucha desde hace años. Y de ahí su silencio.

Ojalá Saviano se decida a poner algo por escrito sobre este asunto. Aunque sea para que yo sepa si mi aventurada hipótesis tiene algo de cierto.

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